Movimientos y multitudes
Relaciones entre movimientos sociales, manifestaciones y multitudes inteligentes
El dia P
Si mañana te despiertan con la noticia de que Pinochet ha muerto, ¿qué harías?, ¿seguirías el dia como cualquier otro?
Si la naturaleza no cambia sus reglas básicas, en algún momento de los próximos dias, semanas o meses, Pinochet va a morir. Más allá de las revisiones históricas, discusiones políticas y debates éticos, que serán necesarios y abundantes, será un momento especial en si mismo. ¿un dia de reflexión?, ¿de fiesta? , ¿un dia más?
será el rito de paso para muchas personas, para un país entero y porqué no, para muchos ciudadanos del mundo que nos acompañaron en esos dias oscuros
En Atinachile me enteré de un proyecto de blog para documentar la jornada. En nacrófago hay información sobre el proyecto y aquí más info sobre la emprendedora.
De un dia para otro despertaremos y seráun recuerdo oscuro y lejano. Sus huellas y marcas perdurarán, ya lo sabemos, pero ya no estará, será distinto, será el comienzo del futuro, o no?
Sigur Ros
Son de Islandia y suenan muy, muy bien. Tienen algo de Pink Floyd y de Radiohead. Hay que seguirles la pista, son buenísimos. El vocalista tiene una vos realmente preciosa y toca la guitarra con un arco de violín o cello, sacandole un sonido muy particular. También tienen algo de música progresiva, en el sentido en que parten piola y se van sumando instrumentos, subiendo la intensidad y a veces unos cierres infartantes.
Los Balcanes y la huella de Kaplan
La primera vez que visité los Balcanes fue en septiembre de 2003 y seguí casi como una guía de viaje la ruta que siguiera Robert Kaplan en su libro “Balkan Ghosts: A Journey Through History”. El libro es catalogado como literatura de viaje, lo que no quiere decir que sea una guía para viajeros. Es un libro de historia, política y antropología, escrito en lenguaje de periodista, es decir, para todo espectador. Combina observaciones en terreno, conversaciones y anécdotas con teorías sociales, tratados de historia y teoría de las religiones. El libro de Kaplan cubre todos los países de la península balcánica, esto es, Albania, Grecia, Bulgaria, Rumania, Moldavia y tres de las repúblicas yugoslavas: Croacia, Serbia y Macedonia. La lectura es muy grata, ya que combina una revisión histórica con agudos análisis sobre las claves culturales de estas naciones. Todo lo anterior matizado con sus experiencias durante sus viajes por esta región a lo largo de muchos años. Este libro se publicó por primera vez en 1993 y el autor advierte que hay una bomba de tiempo en la región. De allí que La guerra en Bosnia y la posterior crisis en Kosovo no sorprendiera a los lectores de Kaplan. El capítulo de las tres repúblicas yugoslavas fue una verdadera guía en mi primer viaje a la zona, aunque no fuera este el objetivo del libro, fui siguiendo las huellas de Kaplan en cada una de las ciudades. Por ejemplo, generalmente partía sus capítulos contando como había llegado a la ciudad, como eran los trenes o autobuses. Describía con detalle los hoteles donde paraba, las iglesias, las calles, etc. Fue muy impactante llegar y comenzar a ver la ciudad con sus ojos, ya que efectivamente la estación de trenes de Zagreb era preciosa y a la derecha estaba el hotel Esplanade y un poco más allá la estatua de Strosmayer, un religioso que trató de unir a las iglesias cristianas católica y ortodoxa. Y así la ciudad se me fue relevando con la mirada de Kaplan. Lo curioso es que el libro de Kaplan, por su parte, sigue la ruta que hiciera Rebecca West en "Black Lamb and Grey Falcon”, un libro del mismo género publicado en 1941. A su vez Rebecca West hace el recorrido imaginario que hicera otro clásico, John Redd, quien escribió en 1915 "War in Eastern Europe", tambien basado en sus viajes por los balcanes. Lo más curioso de esta posta de libros de viajes es que las preguntas muy parecidas y las pocas respuestas tampoco varían mucho, a pesar de que son libros de viajes a lo largo de casi un siglo, mientras tanto las fronteras fueron cambiando desde los imperios Austro-húngaro y Otomano hasta las actuales repúblicas, pasando por distintas las formulas probadas durante el siglo. Así fui recorriendo las ciudades en mi primer viaje. Algunas veces me quedé en los mismos hoteles que Kaplan y pude mantener una conversación interna con los viajeros anteriores. Durante el viaje coincidí permanentemente con mis interlocutores imaginarios en que la historia deja una estela en esta zona muy fuerte y marcada. Las huellas de la historia que se pueden observar en situaciones cotidianas. Me refiero a pequeñas señales, nombre de calles o simples anuncios públicos. La historia aquí tiene un sentido distinto, se vive con una intensidad y cercanía mayor. Por ejemplo, en algunos lugares turísticos se señalan fraseos del tipo, “aquí fue derrotado tal o cuál héroe nacional por parte de las sanguinarias fuerzas turcas”. Es como si en las ciudades latinoamericanas se pusieran carteles del tipo “aquí fueron masacrados los indígenas por parte de las malvadas fuerzas de la corona española”. Lo que me llama la atención no es la huella de la historia, siempre necesaria, sino la agresividad en la manera de recrearla. Además de que en las conversaciones cotidianas se habla de los turcos como si se hubieran retirado antes de ayer. Para comprender el conflicto en Kosovo, por ejemplo, este aspecto es central. La gran batalla en que los serbios perdieron ante los turcos, en el año 1389, se recrea como si fue ayer. Respecto a los conflictos más recientes, en Croacia se puede ver lo mismo respecto a los serbios. Por ejemplo en Dubrovnik, la ciudad más turística de Croacia, hay letreros públicos con el mapa exacto de cada una de las bombas que les cayeron, con frases del tipo “ esta es la huella de los ataques perpetrados por las fuerzas salvajes del ejercito serbio”. Lo cierto es que las huellas de la guerra son muy fuertes y se pueden sentir en cada esquina y en cada conversación. No solo de los conflictos recientes, sino de toda la accidentada historia de esta región. Allí te hablan de las incursiones tártaras, turcas, del imperio austrohúngaro, como algo vigente, no como recreación de episodios históricos y lejanos. Es todo lo contrario de América latina, donde el olvido y la falta de memoria histórica es la norma. Un capitulo aparte merece la huella de Tito, muy presente y controversial. Para algunos es la imagen del padre de la nación, esa nación que sólo él pudo sostener. Para otros es un amargo recuerdo de la etapa comunista. Algunos lo responsabilizan de los actuales problemas de Serbia, por el hecho de haberle dado autonomía a las regiones de Vojvodina y Kosovo. Así fui llegando a la conclusión, impulsado por una fuerte intuición, de que nunca conocería bien Croacia si no me internaba en los territorios salvajes de Serbia. Aunque no estaba previsto en este primer viaje visitar Serbia y en contra de todas las recomendaciones, cambio los planes y me dirijo rumbo a Belgrado. Conduciendo un coche con patente croata me preguntaba si no sería un error entrar con la bandera equivocada al país equivocado. Me sentía entrando al estadio Sanchez Pizuán con la camiseta del Betis. Desde Dubrovnik, atravesando Montenegro y casi toda Serbia de sur a norte, llego a Belgrado en octubre de 2003.
Londres y las redes latentes
Nuevamente hemos visto que en situaciones de crisis, emergencias las redes arden y por sus conductos pasan todo tipo de informaciones, análisis, ayudas, solidaridad. Ya sean redes sociales o electrónicas, que finalmente son las mismas.
En el 9/11 vimos los sistemas de búsqueda de personas auto organizados, espontáneos, sistemas de ayuda, coordinación de voluntarios. Hay que recordar que a las 11 de la mañana de ese 11 de septiembre ya había una red de voluntarios desplegada por todo NYC, incluyendo sicólogos para contener a victimas directas, indirectas y ciudadanos choqueados.
Luego vinieron las protestas para prevenir la guerra de Irak, luego para lamentarla.
En Madrid 11/M las redes latentes se despertaron al día siguiente y qué manera de despertar. Los ciudadanos molestos con las manipulaciones de información se movilizaron en swarming contra el PP, el partido gobernante, armados de descontento y telefonos móviles. Una La multitud inteligente por excelencia, siguiendo a Rheingold.
De los atentados en Bali en el 2002 se supo menos, pero seguramente por ser periféricos a las redes asiáticas, no nos enteramos de esas cascadas de cooperación.
Las redes sociales latentes se despiertan en estas situaciones especiales, como emergencias y crisis, y son el canal por que se genera el efecto cascada de cooperación. Ciertamente los dispositivos tecnológicos de gestión de contactos (celular, e-mail, blogs, Palm, etc.) hacen que esto sea posible a una velocidad mayor que los medios de masas. Prácticamente son redes vivas, en movimiento, actualización constante.
En una hora de navegación en red hoy 7 de julio de 2005, físicamente desde Barcelona, desde mi pantalla, pude sentir la ola y la fuerza de las cascadas cooperativas. He visto, he vivido un estallido de cooperación. Siguiendo los links de los blogs que consulto de vez en cuando, me fui internando en otros más cercanos a Londres, en la ciudad, en sus habitantes, testimonios minuto a minuto, el estado del transporte, live streams, fotos, artículos. A las 3 de la tarde estaba entre almorzar o esperar a saber si un tal Steve encontró a su pareja con la cuál no había podido contactarse. Tuvo la delicadeza de postear que ella logró llamarlo. Siento alivio y me voy a comer.
Antes que la TV se atreviera a decir quien era el responsable de los aqtaques, en Ciberpunk.net ya está en español el comunicado de Al qaeda -europa. Un poco más tarde había varios análisis circulando, particularmente interesante el de David de Ugarte por lo temprano y lo asertivo. Prácticamente en vivo escribiendo en un hipertexto fluido sus analisis provisorios, en tiempo real. Y asi sucesivamente, me fui internando en las calles, en los miedos de la gente, en lo que pasa en una esquina cualquiera de Londres. Miro un poco de TV, pero están más preocupados de si se suspende el G8. Vuelvo a la red. Ya prácticamente me conozco todas las estaciones de metro del centro de Londres.
Una de las palabras más escuchadas y leídas en la prensa de hoy ha sido caos. La ciudad centro de las miradas por el G8 y los juegos Olímpicos, hoy esta sacudida por un ataque en red. Siete bombas, siete nodos, dice De Ugarte. A diferencia del ataque de Madrid, donde se atacó una estación hub (Atocha), esta vez se atacó un cluster (4 estaciones, 3 buses). El sistema ciudad colapsó. No sé si los Muyahidines tengan en cuentas estas conjeturas sobre redes, pero lo cierto es que este ataque demuestra un aprendizaje respecto a Madrid, coincido. Se logró más caos y menos víctimas, aunque dificilmente podremos saber si esto último realmente les importa. Dudo
Aquí hay algunos blogers recopilados en mi navegación de esta tarde. No sólo hay una cobertura impresionante y detallada, sino además impresiona el esquema de colaboración en red de los internautas, blogers, corresponsales improvisados, reporteros solitarios, fotógrafos on line, uffff, una verdadero torrente.
Testimonios desde Londres
http://www.alianzo.com/blogs/redessociales
Fink, un reportero lacónico, pero preciso (sobretodo en la mañana, luego se fue poniendo demasiado emocional)
http://finkangel.blogspot.com/
Blogeando desde la zona
http://www.adam.tinworth.name/
Este es otro que vive en Londres y cuenta sus impresiones
http://blogs.ya.com/vivirenlondres/200507.htm#29
London 7/7, Análisis en caliente (dutante)
http://www.deugarte.com/london-7-7
Análisis en frío (antes de)
http://lasindias.com/curso_redes/curso_redes_6.html
Un poeta inspirado
http://www.islasenlared.net/2
Al Jazeera, un medio tradicional, pero con una necesaria mirada desde el mundo árabe (inglés)
http://english.aljazeera.net/HomePage
Wikinews, cronologías minuto a minuto. Desde los cambios de tráfico, recciones de presidentes, lideres espirituales, fotos, testimonios, blogs de notificaciones de sobrevivientes, efectos financieros, etc.
http://en.wikinews.org/wiki/Explosions,_'serious_incidents'_occuring_across_London
Wikipedia, artículos, mapas, estadísticas
http://en.wikipedia.org/wiki/2005_London_transport_explosions
Avenida Epifanio Dos Santos
20 de enero de 2001
Manifestación en contra del bombardeo a Belgrado
1999
Blogs sobre lo que está pasando en Londres
http://www.alianzo.com/blogs/redessociales
Desde Londres, http://finkangel.blogspot.com
Desde Madrid, http://www.deugarte.com/london-7-7
La banda Ekhos
Esta es la banda de Ekhos, con quienes llevamos algunos años trabajando en proyectos tech con sentido social y político. Claramente esta foto no da para portada de playgirl...pero igual califica para esta humilde bitácora
Rheingold y las masas inteligentes
Una definición ampliamente aceptada de comunidad virtual es la que realizó Howard Rheingold, quien además de acuñar el término, desarrolló un extenso trabajo etnográfico en comunidades virtuales. Rheingold las define como "...agregados culturales que emergen cuando suficientes personas chocan contra las otras, se encuentran con otras, en el ciberespacio, con suficiente frecuencia. Una comunidad virtual es un grupo de gente que se puede o no encontrar unos a otros, cara a cara, y que intercambian palabras e ideas a través de la mediación de tableros de mensajes ( Bulletin Boards) y redes computacionales" (Rheingold, 1994).
Resulta muy interesante que la definición considera los agregados culturales que surgen de la interacción. En este tema hay un amplio campo por investigar Me refiero a los protocolos de comunicación, acuerdos tácitos, rituales y reglas que guían la interacción social en plataformas tecnológicas. Desde que Reinghold describiera la Well (Well es La sigla de Whole Earth ´Lectronic Link, un sistema de conferencias electrónicas), como una de las primeras comunidades Virtuales, los agregados sociales en Internet se han expandido, llegando hoy en día a consolidar una extensa cultura de sociabilidad en Internet. Han sido desarrollados complejos y sofisticados softwares para la comunicación y hospedaje de comunidades y grupos de los más diversos intereses. La well es de alguna manera la abuela de los blogs.
En los últimos años se ha pasado viajando por el mundo observando y escribiendo sobre las tendencias emergentes en tecnología, comunicación y cultura. Algunos de sus libros son el ya clásico The Virtual Community, Virtual Reality. Su último libro Smart Mobs, the next social revolution" ya tiene versión en español.
Ïndice del contenidos
Agradecimientos
Prólogo a la edición castellana: Sobre las multitudes inteligentes de España tras el 11-M
Introducción: Cómo reconocer el futuro cuando llega
1. La epifanía de Shibuya
2. Tecnologías de la cooperación
3. Naciones computacionales y enjambres de superordenadores
4. La era de las cosas sensible
5. La evolución de la reputación
6. Retazos inalámbricos
7. Las multitudes inteligentes: el poder de las multitudes móviles
8. ¿Panóptico permanente o amplificador de la cooperación?"
Introducción: cómo reconocer el futuro cuando llega
Comencé a observar los primeros indicios del siguiente cambio una tarde de primavera del año 2000, cuando me percaté de que los viandantes de Tokio miraban la pantalla del teléfono móvil en lugar de utilizarlo para hablar. La observación de esta conducta, hoy tan común en gran parte del mundo, me provocó la misma sensación que había tenido ya otras veces, la percepción puntual de que una tecnología va a cambiar mi vida de un modo imprevisible. A partir de entonces, la práctica de enviar y recibir mensajes cortos de texto a través del teléfono móvil ha propiciado el surgimiento de diversas subculturas en Europa y Asia; ha caído al menos un gobierno, en parte gracias a este nuevo medio de comunicación, y se ha producido una transformación inesperada en los rituales de cortejo adolescentes, el activismo político y los estilos de
gestión empresarial.
He comprendido que los mensajes de texto a través del móvil sólo son un anticipo de otros cambios más profundos que se producirán en los próximos diez años. Aquel instante mediático en el Cruce de Shibuya fue mi primer encuentro con un fenómeno que he denominado «multitudes inteligentes». Cuando aprendí a reconocer sus síntomas, comencé a verlos por doquier, desde en los códigos de barras hasta en los peajes electrónicos.
Todas las demás piezas del puzle están en nuestro entorno, pero todavía dispersas. Forman parte de él los chips de radio diseñados para sustituir los códigos de barras en los productos industriales, al igual que los puntos de acceso a Internet en cibercafés, hoteles y comunidades vecinales, o los millones de personas que dedican el ordenador a la búsqueda de inteligencia extra-terrestre, o el modo en que fijan sus precios los compradores y vendedores en las subastas de eBay. En el mismo contexto se enmarca al menos una importante cuestión empresarial de ámbito global: porqué la compañía japonesa DoCoMo obtiene pingües beneficios con los servicios de Internet inalámbricos, Mientras que los operadores de telefonía móviles estadounidenses y europeos luchan por evitar la quiebra?
Cuando se suman todos estos componentes económicos y sociales, el resultado es una infraestructura que posibilita ciertos tipos de acción humana hasta ahora inconcebibles. Las «aplicaciones rompedoras» (killcrapps) de la industria futura de telecomunicaciones móviles no serán ni dispositivos de hardware ni programas de software, sino prácticas sociales.
Los cambios más impactantes provendrán, como suele suceder, de los tipos de relaciones, empresas, comunidades y mercados que surjan con la nueva infraestructura.
Las multitudes inteligentes están formadas por personas capaces de actuar conjuntamente aunque no se conozcan. Los miembros de estos grupos cooperan de modos inconcebibles en otras épocas porque emplean sistemas informáticos y de telecomunicaciones muy novedosos que les permiten conectarse con otros sistemas del entorno, asi como con los teléfonos de otras personas. Los microprocesadores, hoy baratísimos, integrados en casi todos los objetos, desde las tapas de las cajas pasta los zapatos, penetran poco a poco en los muebles, edificios, barrios y diversos productos, convirtiéndose así en auténticos artilugios inteligentes de intercomunicación.
Los medios de comunicación portátiles, cuando conectan a Internet los objetos tangibles y los lugares cotidianos, se transforman en mandos a distancia móviles que nos permiten controlar el mundo físico.
Dentro de una década, los principales núcleos de población del planeta estarán saturados de billones de microchips, algunos en forma de ordenadores diminutos, muchos de ellos capaces de comunicarse entre sí. Algunos de estos sistemas serán una combinación de teléfono y superordenador, con una capacidad de procesamiento sólo asequible para el Departamento de Defensa un par de décadas antes. Algunos sistemas leerán códigos de barras y recibirán mensajes en etiquetas de identificación por radiofrecuencia. Algunos proveerán de conexiones a Internet inalámbricas ininterrumpidas y contendrán sistemas de localización global.
En consecuencia, gran parte de la población de los países industrializados dispondrá de un sistema que le permitirá enlazar de modo casi permanente, objetos, lugares y personas con el contenido y los procesos en red. Será posible apuntar un dispositivo hacia un letrero urbano, anunciar el lugar adonde uno quiere ir, y guiarse por el mapa armado que aparecerá en la pantalla de la mano; o apuntar hacia un libro en una librería para saber qué se ha escrito sobre él en el Times o en el club de lectura del barrio. Asimismo, podremos pulsar en un restaurante y avisar a los gringos de que ha empeorado el servicio.
Estos sistemas contribuirán a coordinar acciones con otros ciudadanos del mundo, pero también con las personas del entorno más próximo, tal cual es, si cabe,más importante.
Los grupos humanos que empleen estos instrumentos adquirirán nuevas formas de poder social, y nuevos medios para organizar sus interacciones a intercambios en el momento justo y en el lugar adecuado. Las fortunas de mañana estarán en manos de quien sepa lucrarse con estos cambios, y las de ayer se perderán si los empresarios no se adaptan. Como ha sucedido con los ordenadores personales e Internet, los principales adelantos no surgirán en el seno de los líderes industriales establecidos, sino en la periferia, en pequeños grupos de jóvenes emprendedores o asociaciones de aficionados.
Aunque tarden todavía una década en consolidarse, las comunicaciones móviles y las principales tecnologías computacionales, junto con ciertas modalidades de contrato social no eran posibles en otras épocas, ya están empezando a cambiar el modo de reunirse, emparejarse, trabajar, hacer la guerra, comprar, vender, gobernar y crear.
Parte de estos cambios reportan beneficios y poder, pero otros amplían las capacidades de quienes abrigan intenciones malévolas. Gracias a la utilización de los nuevos medíos en numerosos grupos pequeños con el fin de obtener beneficios individuales, se generarán también nuevos efectos que fomentarán ciertos modos de vida a organización institucional y disolverán otros. Es probable que se produzcan efectos contradictorios y simultáneos: adquisición de nuevos poderes y pérdida simultánea de las antiguas libertades. Surgirán nuevos bienes públicos y desaparecerán otros más antiguos.
Cuando empecé a observar el uso del teléfono móvil en Tokio, descubrí que el Cruce de Shibuya era la zona con mayor densidad de teléfonos móviles del planeta: el 8l % de las 1 .500 personas que cruzan la bulliciosa explanada con cada cambio de semáforo lleva un teléfono móvil. Interpreté aquella coincidencia como prueba de que seguía la pista adecuada, si bien sólo un vago presentimiento sobre cómo definir lo que pretendía encontrar .Todavía no había comprendido que ya no buscaba meros indicios de cambio en los hábitos tecno-sociales, sino que había iniciado la búsqueda vertiginosa de una nueva forma de futuro en el ámbito global.
Averigüé que aquellos adolescentes y otros viaandantes japoneses que miraban la pantalla del móvil y pulsaban las teclas con el pulgar se enviaban palabras y gráficos sencillos, mensajes breves similares al correo electrónico, que se recibían al instante pero podían leerse en cualquier momento. (cuando indagué los fundamentos técnicos de los mensajes de texto, comprendí que aquellos usuarios pioneros iban por la calle con una conexión permanente a Internet en la mano. El hormigueo de mi cerebro dió paso a un zunibido. Con una conexión constante a Internet el usuario tiene acceso a mucho más que un simple canal de comunicación.
Quienes comprenden las posibilidades inherentes a la Internet móvil se plantean el siguiente problema: se ha previsto y promocionado recientemente la fuerza potencial de la conexión de los dispositivos móviles a Internet, pero
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¿cómo reconocer el futuro cuando llega?
Introducción a la edición española de "Smart Mobs"
El 13 de marzo de 2004, los ciudadanos españoles, irritados por lo que percibían como una ocultación de información gubernamental acerca de la autoría del atentado terrorista del 11 de marzo, organizaron manifestaciones políticas espontáneas por las calles de las principales ciudades. Tuve conocimiento del fenómeno cuando se hizo pública la noticia de que muchas manifestaciones se habían organizado y coordinado con mensajes SMS.
El libro que el lector tiene entre manos, publicado por primera vez en octubre de 2002, un año y medio antes del trágico atentado perpetrado en Madrid el 11 de marzo de 2004, es un intento de explicar la movilización política espontánea de millones de personas a través de Internet y teléfono móvil. Las «multitudes inteligentes» son grupos de personas que emprenden movilizaciones colectivas políticas, sociales, económicas gracias a que un nuevo medio de comunicación posibilita otros modos de organización, a una escala novedosa, entre personas que hasta entonces no podían coordinar tales movimientos.
Como se comprobó en el caso de los atentados terroristas, una «multitud inteligente» cualquier grupo que coordina actividades presenciales con sistemas electrónicos móviles no es necesariamente prudente o benévola. Ahora bien, al igual que los grupos con aviesas intenciones pueden utilizar los medios de comunicación para emprender acciones destructivas, conviene recordar que la imprenta posibilitó la ciencia y la democracia, al tiempo que permitió la mecanización masiva de la guerra.
Debemos tomar conciencia de que un nuevo código y un nuevo canal comunicativo, junto con los nuevos modos de utilización de ambos sistemas para organizar movilizaciones colectivas, conllevan nuevos riesgos. Pero no debemos olvidar que las mismas tecnologías y prácticas sociales abren también nuevas oportunidades.
Cuando escribí "Multitudes Inteligentes", tenía los ejemplos de las manifestaciones de ciudadanos filipinos que contribuyeron a derrocar el régimen de Estrada, así como las movilizaciones de Seattle contra la Organización Mundial del Comercio, ambas organizadas a través de móviles y medios en red. Tras la publicación de la edición inglesa comencé a tener noticias de acontecimientos similares en otras zonas del mundo. En Corea, la cibergeneración encontró una nueva voz mediática en OhMyNews.com, con 26.000 reporteros ciudadanos. Cuando OhMyNews informó de que el candidato predilecto de la comunidad de lectores de dicho medio iba perdiendo, según los sondeos realizados a la salida de los colegios electorales, cientos de miles de lectores enviaron unos 700.000 correos electrónicos e incontables SMS para movilizar el voto, y de ese modo lograron cambiar el resultado electoral. El presidente electo, Roh, prescindió de los medios tradicionales y concedió su primera entrevista a OhMyNews.
Posteriormente, Howard Dean, un candidato bastante desconocido, se convirtió en el favorito presidencial del Partido Demócrata estadounidense, recaudó sumas ingentes de dinero a través de la red, lanzó miles de blogs o bitácoras ciudadanas que utilizaban software creado por un estudiante universitario de 19 años, e instó a sus adeptos a que organizasen 150.000 reuniones vecinales a través de un sitio web, MeetUp.com. La premisa de Las masas inteligentes comenzó a proyectarse al ámbito político internacional.
Todos estos acontecimientos sucedieron en diversas partes del mundo antes del atentado perpetrado en Madrid el 11 de marzo de 2004.
Inmediatamente después del 11-M, los ciudadanos que no aceptaban las declaraciones iniciales del partido dirigente, que atribuía a ETA la autoría del atentado, recurrieron a la comunicación masiva a través de Internet para emprender movilizaciones espontáneas ante el mundo. Las manifestaciones no fueron consecuencia de los mensajes de correo electrónico y SMS, del mismo modo que los resultados electorales coreanos y la elección del candidato demócrata estadounidense no tuvieron su causa primaria en OhMyNews y el software de bitácora. Quienes tenían motivos para actuar encontraron un nuevo medio para recabar información, publicar mensajes, organizar y crear.
Nos hallamos ante un nuevo medio de organización social, cultural y política en ciernes. Las redes telefónicas inalámbricas y los sistemas informáticos accesibles para cualquier usuario constituyen, junto con las personas, un potencial inmenso (para bien y para mal), comparable al de la imprenta o el alfabeto. Con toda probabilidad no serán pacíficas o democráticas todas las movilizaciones políticas futuras organizadas por Internet y teléfono móvil. El motivo de esperanza más pragmático es que el nuevo régimen tecnosocial los medios, el modo en que se utilizan, las instituciones que surgen y las que caen derrocadas es todavía joven.
¿Recuerdan el nacimiento del ordenador personal, en 1978, y cómo se desarrolló en las décadas siguientes? ¿Recuerdan el estado embrionario de Internet en 1990, cuando los modems y la comunicación a través de texto plano hacían las delicias de millares de nuevos entusiastas? Compárenlo con el estado de la red inalámbrica actual, que cuenta con sistemas mucho más capaces, que se comunican a velocidades infinitamente más rápidas que en los años ochenta y noventa. La red móvil de Internet, al igual que los cambios de poder que propicia, es todavía joven. Las instituciones que acabarán controlándola y beneficiándose de ella se encuentran en fase de formación. Mi parte optimista, que cree que la libertad, la democracia, la educación y la comunicación han conseguido grandes logros en los 500 o 5000 últimos años, a pesar de los demás avances, mucho menos positivos, de nuestra especie, cree también que si comprendemos la fuerza de las herramientas con que contamos, tal vez consigamos determinar el modo en que se emplearán en el futuro.
2 de julio de 2004 Mill Valley, California
José Luis de Vicente
El mejor Album
Según la encuesta del canal 4 de Londres para el documental "los 100 mejores álbunes de la historia". Claro, la historia de la música alglófona, porque no vi ningún álbum en otra lengua en el listado de 100 nominados. Ellos se lo pierden.
Más de algún amigo me miró con cara de "este es depresivo" por mi afán de escuchar Radiohead, incluso en las mañanas. La verdad nunca lo encontré depresivo y algunas canciones incluso me energizan para comenzar el dia.
Tracks destacados: Exit Music, un verdadero viaje de 4,25 minutos. Karma Police, un clásico y y el remate del album es genial, tres canciones preciosas: No sorprises, Lucky y Tourist.
Mis nominados en español: Tango 4, Bocanada, Fulano.
Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información
La Primera Cumbre Mundial sobre la Sociedad de la Información se celebrará en Ginebra
La Cumbre se dividirá en dos reuniones, la primera del 10 al 12 de diciembre en Ginebra y la segunda en noviembre de 2005 en Túnez
El Gobierno suizo espera que entre 5.000 y 6.000 personas asistan a la primera Cumbre Mundial sobre la sociedad de la Información convocada por la ONU con el objetivo de reducir "la brecha digital" entre países pobres y ricos. Según informaron el embajador suizo en la ONU, Daniel Stauffacher, y el asesor especial del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas para la Cumbre, Nitin Desai, a la cita asistirán al menos 55 jefes de Estado y de Gobierno.
Desai explicó que se trata de una Cumbre poco corriente, ya que se centra "más en las oportunidades" que en los problemas, y que al final de la primera parte se espera adoptar una declaración y un plan de acción, que terminará un comité preparatorio en una reunión prevista en Ginebra del 10 al 14 de noviembre.
El desafío será dar cuerpo a acciones concretas entre este encuentro y el de Túnez, a fin de desarrollar alianzas y organizar la financiación, y trabajar a nivel regional. La Cumbre abordará temas como el de educación, salud y gobierno electrónico, según el asesor de la ONU, quien manifestó su deseo de que permita definir objetivos claros para 2015 y proyectos concretos para alcanzarlos.
La conferencia "debería además ser ocasión para reconocer claramente que la Información y las Tecnologías de la Comunicación (ITC) pueden contribuir en gran manera a la democratización, la transparencia y la responsabilidad.
Por su parte, Stauffacher subrayó que los gobiernos no pueden afrontar estos temas de forma aislada. Y agregó que las empresas y la sociedad civil, incluidas las organizaciones no gubernamentales, las universidades, los archivos y bibliotecas, también tienen un importante papel que desempeñar a fin de que las nuevas tecnologías sirvan como un instrumento para el desarrollo.
Con ocasión de la cumbre se celebrarán numerosos actos paralelos en los que los gobiernos, las empresas y la sociedad civil podrán debatir temas de interés común, compartir experiencias y proponer soluciones o crear alianzas para poner en marcha proyectos y programas.
Entre los actos previstos, figura un Foro Mundial de Medios Electrónicos, exposiciones y un simposio organizado por el gobierno suizo y el Banco Mundial sobre nuevas tecnologías y desarrollo.
Más información en:
http://www.itu.int/wsis/index-es.html "
Irak y la primavera de internet (continuará)
Columna de opinión publicada en el diario La Tercera el 25 de Marzo de 2003 por Rodrigo Araya Dujisín
[25.03.2003] Nunca antes se había visto a miles de personas protestando por una "posible" guerra. Simplemente insólito e inédito. Los dos millones de manifestantes en Londres en febrero pasado fue algo sencillamente impactante, nunca antes visto. 500 mil en Nueva York, nada de mal. Semanas antes 800 mil entre San Francisco y Washington DC. Estas no son cifras ligeras para un país que no registraba manifestaciones tan masivas desde las protestas en contra de la guerra de Vietnam a fines de los '60. Además, hubo otros tantos manifestantes en cada una de las 300 ciudades norteamericanas donde se registran protestas en estos días. También las hubo en Madrid, Praga, Islamabad y Santiago, por nombrar sólo algunas ciudades de las decenas de países donde se han visto manifestaciones antiguerra en las últimas semanas.
Estas manifestaciones no tienen comparación con ningún otro momento de la historia. Incluso, al comparar este movimiento con las protestas en contra de la guerra de Vietnam, surgen diferencias de fondo. Mientras las protestas de fines de los '60 se acotaron a ciudadanos norteamericanos, las actuales manifestantes se expresan en decenas de ciudades y países. En términos de cantidad de manifestantes, quizás también estemos hablando de la más masiva de las protestas a nivel mundial. No obstante, lo más significativo de las manifestaciones pacifistas actuales es que se producen antes de que la guerra se produzca. Las protestas pacifistas contra la intervención en Vietnam, por ejemplo, se produjeron dos años después de desatada la guerra. En este caso, las manifestaciones comenzaron en paralelo a las gestiones diplomáticas y a las movilizaciones de tropas.
¿Qué ha pasado desde Vietnam hasta nuestros días que explique esta situación? La primera tentación es decir que es la globalización, con toda su vaguedad y alcance explicativo. Pero, ¿qué se globaliza? ¿Los sentimientos pacifistas? Probablemente no. Hay registros de pacifistas desde los griegos e incluso de las culturas prehispánicas. ¿Se globaliza entonces el enemigo? No, porque ni siquiera los norteamericanos saben bien dónde queda Irak y menos saben por qué hay que desarmarlos. ¿Es la televisión? Un poco, ya que permite que las personas conozcan lo que está pasando en el planeta o, más bien, lo que dicen que está pasando las cadenas noticiosas de uno y otro lado del "eje moral". Pero algo falta, ya que la TV no permite que las personas se organicen. Es oportuno señalar la gran paradoja de estos días de guerra en tiempo real, donde más que nunca existen medios de información y, sin embargo, el ciudadano común y corriente no sabe qué creer, ya que la guerra también se está dando en las pantallas.
En un lúcido artículo de Leander Kahney en la revista Wired plantea que el factor central en esta discusión es internet, puesto que, además de ser un medio de información, es un medio efectivo de organización. Hay que agregar que los conductos ciudadanos ya venían aceitados con las protestas antiglobalización, que se vienen sucediendo sistemáticamente por el orbe y cuya logística se basa en buena parte en el uso político de internet.
Un botón de muestra para ver lo que está pasando en la red en estos días. Si hacemos una búsqueda en Google con "antiwar" encontraremos 168 mil sitios web. Si buscamos por "Irak" encontraremos más de 10 millones de sitios, lo que al parecer es una cifra alta, puesto que al buscar por "Irán" (como país de referencia) son apenas 500 mil sitios. La red está muy activa en estos días y en sus conductos y pantallas fluyen y se expresan las voluntades ciudadanas tal como alguna vez se tomaron las calles de Praga.
La primavera ciudadana de internet debe ser entendida en sus dos dimensiones. Por un lado están las protestas reales, en ciudades reales con ciudadanos reales que se convocan y organizan por internet. Por otro lado están las manifestaciones virtuales que van desde las miles de cadenas de e-mails, de todos los tipos y para todos los gustos, que circulan por estos días, hasta expresiones más organizadas como la marcha virtual a la que convocaron organizaciones de internautas pacifistas el 25 de febrero pasado, donde millones de e-mails y llamadas telefónicas hicieron colapsar los sistemas de comunicación de la Casa Blanca.
Quienes tienen acceso a Internet (20% en Chile) sabrán de qué estamos hablando y de seguro tienen en sus Inbox al menos un e-mail con cadenas de mensajes pacifistas, llamados a firmar en contra de la guerra, a favor de la paz, llamados a no comprar gasolina, cartas abiertas de escritores, llamados a prender la luz todos juntos un día y hora para iluminar a la humanidad, etc. La más sorprendente de las que he recibido en estos días es una que intentó juntar voluntades para que el Papa se instale en Bagdad. Según este llamado, la vida del Papa sería quizás la única que George Bush no estaría dispuesto a poner en peligro. Por lo tanto, millones de personas alrededor del mundo, hasta la semana pasada estaban enviando e-mails al Papa, pidiéndole que personalmente se estacione en Bagdad, hasta que se encontrará una solución adecuada. Esta campaña también se hizo con el Dalai Lama y otros líderes espirituales del mundo, para que se reunieran en Irak y así cambiaran el destino de esta guerra.
La pregunta relevante que surge es si estas expresiones ciudadanas están influenciando a quienes toman decisiones. ¿Podrá Blair hacer como que no ha pasado nada después de "la madre de las protestas" en Londres? ¿Qué costos deberá pagar Aznar por actuar en contra de la opinión mayoritaria de quienes representa? Respecto a lo que está pasando en la red: ¿son sólo testimonios graciosos o nuevas formas de poder ciudadano?
Aunque ya es demasiado tarde para evitar la guerra, si alguien se anima el e-mail del Papa es vis@pressva-vis.va, el del Dalai Lama ohhdl@vsnl.com y el de George Bush: president@whitehouse.gov.
La burbuja puntogov
Rodrigo Araya Dujisin
Luego de la explosión de la burbuja bursátil de las puntocom, entre 1999 y el 2000, las expectativas y pronósticos sobre el impacto de Internet en los negocios se han moderado. En este contexto, dos ideas sobrevivieron a los tiempos del crush puntocom. Primero, se aclaró que la influencia de Internet en la economía es mucho más radical y de largo plazo que la pasajera fiebre puntocom. Segundo que, si bien Internet saltó a la fama por su impacto en el mundo de los negocios, en los próximos años tendrá sus mayores repercusiones en las áreas social y política.
En la actualidad podemos observar una amplia gama de iniciativas y políticas orientadas hacia la informatización de los servicios que presta el Estado, así como para la ampliación de la infraestructura de acceso a las tecnologías de información. Como telón de fondo (o quizás de frente) escuchamos cotidiana y crecientemente grandes discursos sobre la importancia de la revolución tecnológica. La pregunta que surge es cómo llega esta corriente a los ciudadanos comunes y corrientes.
En el estudio Internet en Chile: Oportunidad para la participación ciudadana realizado en conjunto con Claudio Orrego y publicado recientemente por el Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo, nos hicimos esta pregunta y bajamos el telón de los grandes discursos para ver qué pasa y cómo se vive esta revolución en la vida cotidiana.
Una de las conclusiones principales de este trabajo señala que existe una gran distancia entre la promesa del gobierno electrónico, entendido como la prestación de un servicio público por medios digitales, y la vivencia efectiva de aquellos que tienen el privilegio de acceder a la tecnología. No esta demás señalar que en Chile hay un 15% de la población que es usuaria de Internet y, por lo tanto, un 85% que escucha sobre esta revolución por la radio, televisión o por el eco que surge de los sonoros discursos públicos y privados. Si le bajamos el volúmen a la fiesta y escuchamos a un ciudadano común y corriente nos encontramos con un panorama preocupante.
A través de Juan Pérez, metáfora de cualquier ciudadano interesado en los asuntos públicos, irrumpimos en las pantallas de funcionarios de gobierno y diputados para ver el nivel de sensibilidad, apropiación y reciprocidad existente ante los requerimientos de un ciudadano. El nivel de respuestas fue muy bajo en las instituciones de gobierno, aunque hay que señalar que sucedió algo similar en organismos privados y de la sociedad civil. Esto puede llegar a ser muy importante, ya que si una empresa no es sensible a la voz de su cliente, es muy probable que lo pierda. Si una organización de la sociedad civil no toma en cuenta a quienes representa, pierde credibilidad y si una institución de gobierno no pone atención a sus usuarios, se debilita la confianza en las instituciones.
El caso más curioso fue con los diputados, ya que los mensajes de Juan Pérez fueron enviados cinco meses ante de las elecciones parlamentarias. Todos sabemos que en períodos de campaña electoral los diputados recorren hasta el último rincón de su distrito, hacen puerta a puerta, van a la radio, a la televisión, a la junta de vecinos y a cuánto lugar público que les permita escuchar y ser escuchados por la gente. Para sorpresa de Juan Pérez hubo 111 diputados (de 120) que no le respondieron a su mensaje. Por lo demás el mensaje de Juan Pérez no era para pedirles camisetas para el club del barrio. El e-mail solicitaba respetuosamente al diputado (en ejercicio y en campaña) que le diera cuenta de su gestión y le señalara sus prioridades para votar en el parlamento hasta fin de año, de manera de que esa información le permitiera decidir por quien votar en diciembre.
La bancada digital resultó ser bastante transversal, puesto que la componen nueve diputados de los principales partidos del parlamento: 2 DC, 2 UDI, 2 PS, 2 PPD, 1 RN quienes se dieron el trabajo (o han instruido a sus asistentes) de responder los requerimientos y consultas de quienes representan.
En estos tiempos en que se habla de la indiferencia de los jóvenes con la política hay que pasarles el siguiente dato a los diputados: casi el 70% de los usuarios de Internet tienen menos de 30 años y, probablemente muchos de ellos, son parte de los dos millones que no están inscritos en los registros electorales, que casi en un 70% también son jóvenes. Sería un bonito desafío seducirlos en sus propios términos, en su cancha, en sus propias pantallas invitarlos a construir un país mejor.
En ese sentido, esta revolución tecnológica puede, si se dan determinadas condiciones, ser un catalizador del capital social que es tan importante para el desarrollo económico y el desarrollo humano en nuestro país. El desafío es darle sentido social y ciudadano a la tecnología y así evitar los riesgos de construir una burbuja puntogov, sin contenidos relevantes para los ciudadanos, que termine como su prima puntocom que fue la más linda de la fiesta hasta que prendieron la luz.
Some Chernobyl Clouds Will Not Clear
Una excelente columna que me lleva a un triste recuerdo de la infancia, casi adolescencia, cuando había que ir al colegio, cuando Santiago era una ciudad en blanco y negro, cuando las noticias y la realidad eran filtradas por la moral de la guerra fría, cuando lo soviético era tan lejano, como temido y admirado. Cuando las verdades estaban al servicio del ajedrez militar, cuando tan solo la palabra nuclear nos hacía temblar de miedo y espanto.
¿Cómo no recordar esas imágenes borrosas, frías y lejanas?
Si Internet hubiera sido masivo en esos años, si hubiera sido el arma ciudadana que es hoy en día, estoy seguro que esas nubes no habrán sido tan oscuras y tristes. Probablemente no se habría evitado el desastre, pero al menos los habitantes de Pripiat y otros lugares del mundo no habrían sido engañados con esos miserables eufemismos de la época. Prueba de ello fueron las reacciones ciudadanas ante el desastre del Prestige, las protestas preventivas contra la guerra de Irak, la revuelta de los móviles del 13M, la misma revolución naranja en Ukrania y así sucesivamente
Uno bien podría pensar que ese 26 de abril de 1986 comenzó a caer el muro de Berlín, derretido por su propio fuego.
Some Chernobyl Clouds Will Not Clear
Zoltán Dujisin
Almost 20 years have passed since the world's worst nuclear accident, but Chernobyl continues to bring back traumatizing memories for many Ukrainians.
CHERNOBYL, Ukraine, Apr 14 (IPS) - Almost 20 years have passed since the world's worst nuclear accident, but Chernobyl continues to bring back traumatizing memories for many Ukrainians.
The disaster continues to account for deaths and illnesses, but this has not stopped a few determined residents from coming back to contaminated areas to reclaim their old everyday life.
On April 26, 1986, an explosion occurred in reactor 4 of the Chernobyl Nuclear Plant in northern Ukraine. A fire broke out and huge quantities of radioactive debris were released. The authorities were first preoccupied with controlling the fire, and neglected the surrounding population that was left for four days without any information on the catastrophe.
After the government admitted the disaster, close to 150,000 inhabitants from nearby cities and villages were evacuated. People in Pripiat, the largest city in the region, left under the impression that they would return shortly.
They never did. Today the town that once hosted 47,000 citizens is a ghostly space of empty buildings and roads invaded by advancing flora.
The houses, libraries, schools, and sports and recreational centres in what was a model of socialist urbanisation built in the seventies, have since the disaster seen only looters, scientists, and a few adventurous tourists.
Entering the local school presents the visitor with a spine-chilling scenery of desks, open books, rotten pianos and gas masks scattered over a floor that looks ready to give in. This school, like the buildings surrounding it, has remained untouched for almost two decades.
Most of Pripiat's residents were involved with the nuclear plant one way or another. Their misfortune was to live only a kilometre away from it.
While Pripiat will never see life again, further away from the plant, still within the radius of a 30km government-restricted zone, villagers have been reoccupying their abandoned homes in an illegal move to which the state turns a blind eye.
The villages are not a rousing tale either. Seemingly abandoned, the sudden sight of a pensioner eventually says otherwise. The average age of its inhabitants is 68, they live mostly in solitude, surrounded by stranded households, and under harsh material conditions. They are relatively indifferent to radiation-related risks.
Some specialists feel mass resettlement was a mistake, Evhen Golovakha, deputy director of the Institute of Sociology of the Academy of Sciences of Ukraine told IPS. People who live in their own villages and towns feel better than those resettled.
Yuri Privalov, director of the Centre of Social Expertise said it was not easy to settle in new conditions. Adaptation to a community with differences in culture and language is not easy, he told IPS.
But Privalov does not dismiss the economic aspect. They lost everything, the government couldn't find everyone a new job, and was unable to cover all their expenses.
If Pripiat and surroundings present a post-apocalyptic scenario, the Chernobyl power plant is its complete opposite.
The plant is abuzz with activity. Scientists, engineers and workmen wander the installation wearing simple uniforms, apparently indifferent to possible radioactive threats. One concern they have is that the complete closure of the plant, which they opposed, will be at the expense of their above-average salaries.
Following acute international pressure, the Ukrainian government closed the last working reactor in 2000. The plant's activities revolve these days around maintenance of the concrete 'sarcophagus' that covers the ruins of the explosion.
While radiation levels are not excessive at present, the precariousness of the structure has compelled the government to approve construction of a new safe confinement surmounting the old concrete block.
The project has already kicked off, but the overall cost of the task is 1 billion, 91 million dollars, Igor Vasilevich from the Ministry of Fuel and Energy told IPS. We had donations from several developed countries, but it's far from enough.
In line with dominant international interests, most current government efforts are directed at increasing nuclear safety levels. But there is also a costly social dimension to Chernobyl.
Ukraine had to outgrow two separate Chernobyl traumas: the first following the explosion, the second when mass media gave a true account of its consequences. It is estimated that around six million people have been affected in some manner. Even a close estimate of the number of deaths will probably never be reached.
Up to 50 were reported dead as a result of immediate exposure. Other estimates range from 250 to a few thousand.
But many continue to face grave health problems. The most dramatic is the situation of the so-called children of Chernobyl who grew up in contaminated areas and now suffer from thyroid cancer.
Mnay more people have had to deal with psychological problems. A report by the Democratic Initiatives Centre that assessed the situation 10 years after the disaster says that among those affected, 60 percent associated food products with fear, and experience helplessness, insomnia and irritability, while 30 percent lost their interest in life.
For these victims, the disaster meant the ruin of their world views, lifestyles and plans, the report says. Most resettlers overcame a general disenchantment and helplessness with time, but many others have been left behind.
Yuri Privalov concedes that victims need further assistance, but also that not much more could be done. It's hard to say what's sufficient, since we have no similar situation to compare with. There are many demands on the state, with ill people, the plant's deactivation, and the earth's pollution. The country is quite poor, of course problems will remain.
Mikio sin fronteras
Mikio es un payaso serio, de esos que usan la risa para cambiar el mundo. Aqui se le ve en Palestina, haciendo algo que podría parecer imposible, hacer reir en medio de la tragedia. "Luna Roja, diario de guerra de un payaso" pronto en salas de cine...
Conjeturas sobre la digestión de Criptonomicón
Rodrigo Araya D.
Criptonomicón es una de las novelas más interesantes y entretenidas que he leído en el último tiempo. Si bien este comentario no tiene nada de original, puesto que la crítica literaria y ciberactivista así lo han expresado hace ya bastante tiempo. Sin embargo, a casi un año de su lectura, siento la necesidad de esta breve conjetura, ahora que siento los efectos de su digestión.
Es una novela qua ya tiene sus años. En estos tiempos digitales es una novela relativamente vieja. Su primera edición en español es del 2002. La novela original contaba 918 páginas y su primera edición data del lejano año 1999, en esos años de transición entre el post muro de Berlín y pre torres gemelas. La edición en español optó por presentar tres tomos: Código Enigma, Código Pontifex y Código Aretusa, haciendo referencia a los códigos utilizados para encriptar información durante la segunda guerra mundial.
Ha recibido premios y muy buena critica, tanto en su dimensión literaria, como en su dimensión documental. Como un botón de muestra: Stephenson es el Heminway de los hackers o Una desopilante narración densamente entretejida que establece un puente entre la reciente historia de los códigos y quienes los descifran, con un futuro cercano en que los datos de los ciudadanos necesitan de un paraíso donde escapar de los gobiernos fisgones.
Efectivamente es una novela que documenta una realidad, así como El Padrino de Mario Puzo nos retrata el Nueva York post segunda guerra mundial y el contexto del surgimiento y auge de las redes mafiosas italianas, el control de los casinos, la ley seca, las migraciones, etc. El padrino también puede ser leído como un documental y un ensayo politológico sobre el poder.
El registro literario puede ser tan informativo y analítico como los más leídos y citados libros y ensayos sociológicos. Así como Rimbaud es nombrado el poeta de la modernidad, Stephenson bien podría ser el narrador de la sociedad de la información, de hecho Criptonomicón es comparada con novelas fundacionales como Neuromante.
Además de estas consideraciones y conjeturas hay que decir que por sobre todo, esta muy bien escrita, lo que no no es un detalle menor y se agradece. Hay momentos notables, como cuando uno de los personajes explica durante ocho páginas una formula matemática que explica las estructuras y funcionalidades de la eyalulación y sus impactos en la productividad intelectual de un matemático, con la misma seriedad con la que Levi Satrauss explica las estructuras del parentesco o de los mitos. Claro que Stephenson es más entretenido de leer que Levi Strauss.
Epiphyte es una metáforta de los emprendedores y activistas de estos tiempos. La idea del refugio de datos, la Cripta, es una metáfora a tener en cuenta tanto en el mundo de los negocios y los emprendedores, como en el mundo de la política y las causas ciudadanas. Las conspiraciones siempre son desacreditadas y quien les da un poco de importancia es considerado como un paranoide o un fantasioso. Pero ahi esta su pelirgo, porque justamente las conspiraciones no son visibles, ni evidentes, ni se publican en los periódicos. No obstante, ahí están, y sin darnos cuenta podemos ser victimas de oscuras manipulaciones. Hay que recordar que hasta hace unos años (en el mundo real, en la novela de cada dia) se negaba la existencia de sistemas de espionaje como echelon. Hay que recordar que el matemático polaco estadounidense Zimmerman fue perseguido por la justicia norteamericana por liberar su programa PGP con la recomendación de que los ciudadanos encripten sus comunicaciones. Por algo será que el gobierno estadounidense consideró que liberar un programa de encriptación equivale a exportación ilegal de armamento. Por algo será.
No hay que olvidar que hay poderes fácticos globales y la red, nuestra ciudad, no esta libre de amenazas.
Puntogov se vuelve Ciberpunk
Este es un excelente documento que sintoniza con muchas convesaciones, con muchas personas, en muchos rincones de la red. Para disfrutar, reflexionar y actuar.
Documento Larnaka, ponencia identidad para la Asamblea Ciberpunk 2005
De la caída del Muro al 11M: 15 años de ciberpunk español
1989, en los días de la caída del Muro, Berlín es el centro del mundo. Un gran sumidero por que el que desaparecerán bajo los cascotes 40 años de Guerra Fría, símbolos y miseria. A poca distancia del Muro, en las zonas alternativas de aquel cogollito bullente, teníamos nuestra primera conexión a Internet. Disfrutábamos por primera vez la sensación de las redes, esa nueva libertad que convertía en real aquellos juegos de rol de los que éramos practicantes habituales. Redes de personas, (los ordenadores en Internet son herramientas no sujetos), que no respetaban aquellas rígidas fronteras físicas, ideológicas y sociales que a pocos metros de nosotros caían a pedazos. Ninguna ideología tradicional había predicho aquello, nada lo explicaba. Había que vaciar la biblioteca y comenzar de cero. Buscar nuevos referentes que valieran en cualquier parte del mundo, que reconocieran sus propias limitaciones para entenderlo. Lo único entonces, que se acercaba siquiera a retratar el nuevo mundo que se estaba formando era una nueva literatura que venía del otro lado del Atlántico: el ciberpunk. Ciencia ficción que retrataba aquel mundo a medio cocer que se formaba ante nuestros ojos y en el que el futuro, los futuros en los que nos habían educado la mirada, desde el socialismo a la guerra nuclear quedaban atrás como trastos viejos.
Cultura de masas vs cultura documental
Si la alta cultura, la buena, aquella en la que nos habían educado y habíamos estudiado con devoción de estudiante de madrasa, no se había enterado de por dónde iba el aire, lo primero que teníamos que hacer era entender por qué. La música, el teatro, la novela que entonces veíamos como gran cultura no tenían una influencia real en el consumo o la cotidianidad del mundo desde principios de siglo. Era un territorio de críticos y élites que compraban con la obra la pertenencia a un grupo de prestigio. En artes plásticas, seguramente las más avanzadas en este proceso de separación de la realidad, los críticos y los mercados valoraban las obras no como objetos de consumo que reportaran más o menos placer, sino por su futura influencia sobre las futuras vanguardias, es decir, como documentos de una evolución artística que no tenía nada que ver con la evolución real del mundo. El mercado plástico se había convertido en un mercado de futuros sobre antigüedades y al hacerlo había convertido en antigüedades prematuras a todas sus creaciones. Todo el pensamiento ligado a esas formas artísticas, toda la gran cultura europea no podía servir para entender algo diferente a su propio aislamiento. ¿Dónde mirar?
La alternativa era obvia: la cultura de masas. Pero la cultura de masas era el terreno de un nuevo monstruo: los oligopolios mediáticos. El cine, la televisión, la publicidad, la música popular... estaban filtrados por sus propios difusores y difícilmente podrían haber llegado a predecir nada, no
digamos a ofrecer algo nuevo. Sólo el cómic y la novela pulp podían generarse y alcanzar una difusión real desde las redes. La naciente Internet les daba además posibilidades increibles: ¡¡Eliminaba los costes de impresión y distribución!! los últimos lazos de dependencia con el mundo industrial. No era casualidad que sólo entre los autores ciberpunk encontrásemos un reflejo de nuestro mundo. Con aquella motivación además no podíamos concebir la literatura ciberpunk más que como un símbolo, una maqueta de un planteamiento ideológico, en palabras de Iñigo Medina, como una suerte de desarrollo orgánico efectivo de ideas politicas. Entendíamos nuestros relatos, como los de Gibson, Sterling o poco después Stephenson y Cadigan, como modelos analógicos, escenarios sociales en los que la plausibilidad del relato servía para mostrar la plausibilidad de la evolución social real hacia tal o cual cosa. Los ciberpunks escribimos muchos relatos aparentemente intrascendentes y ensayos ligeros, sobre todo si los contrastamos con los plumbeos y esotéricos análisis de la progresía intelectual europea. Basta contrastar nuestra enredadera1 con el rizoma de Deleuze y Guattari, o la relación entre el público y nuestras novelas con las de WuMing (un Negri colectivo y pedagógico propio de los días de la Revolución Cultural) para darse cuenta de que nuestra reivindicación de la cultura de masas no tiene nada de la lógica agitprop del bolchevique, el antiglobi o el cristiano comprometido, todos con su solidaridad de intelectual que se acerca al pueblo, sino que es nuestro terreno natural de comprensión y actuación en el mundo... como el de la mayoría de la gente. Pero la inmersión en la ciencia ficción tiene consecuencias.
A mediados de los 90 la revolución Internet empieza a llegar a España. Aparece entonces Ciberpunk.com, como un ezine de ciencia ficción y pensamiento. La omnipresencia del cambio tecnológico en la actualidad relatada por los media, unida a las primeras experiencias profesionales y laborales en la red de miembros del grupo, van transformando y acelerando nuestras vidad cotidianas y con ellas nuestra visión del mundo. Como escribe Gibson, teníamos la sensación de vivir en un perverso experimento de darwinismo social, ideado por un investigador aburrido que mantuviese el dedo permanentemente apretado en el botón de avance rápido. Nuestro carácter de adelantados, que nos va dando cancha social como tecnólogos en un país sin cultura ni tradiciones tecnológicas, nos va llevando a una situación en la que poco a poco el mito del futuro sustituye a la invención del pasado como base para la creación de identidades colectivas. El futuro influye más en el presente que el pasado. El futuro deseado, no el real. Podemos decir que el movimiento ciberpunk, tanto en literatura como en sus aspectos prácticos y políticos ha basado su estrategia en el poder derivado de la aceptación social de su relato del futuro. Convertimos la formas pulp del discurso tecnológico en un instrumento consciente para la elaboración de mitos colectivos.
La tecnología como campo de batalla
De un modo imperceptible, la fusión de vida, trabajo y red, nos llevaba a la fusión de literatura y puntos de vista políticos. Nos tornamos inclasificables desde el punto de vista del eje derechaizquierda, así como en relación con los referentes intelectuales en los que éste se apoya, y sentimos a nuestra vez ajeno y extraño ese eje, un mito inutil más, una cáscara de las muchas que han sobrevivido, vacías, al 89. La clave está en que al construir desde mitos de futuro, la tecnología se nos presenta tan importante para las libertades en el siglo XXI como lo fuera la economía en el veinte o la formación de los estados nacionales en el diecinueve. Algo que a fin de cuentas ya estaba implícito en una de las primeras máximas del grupo (bajo toda arquitectura informacional se oculta una estructura de poder), con la que reflejábamos una idea luminosa que habíamos encontrado en el Ciberpunk americano, que la tecnología no era neutral, que el poder tecnológico en manos de grandes empresas y estados, es decir, de aquellos que monopolizaban el poder económico, mediático y político, podía ser sumamente peligrosa para las libertades individuales. La lógica inicial del grupo, y del ciberpunk en general de la primera mitad de los noventa puede verse bien en la siguiente declaración que inauguraba ciberpunk.com todavía en 1996:
Muchas veces vemos asociados ciberpunk, hacking y criptografía, ésto es porque en realidad hacking y criptografía son dos caras de un mismo movimiento frente a las posibilidades totalitarias de las tecnologías de la información: Si el hacking busca liberar la información (¡¡La información quiere ser libre!!) como forma de minar el poder de su concentración por parte de los grandes grupos de poder, el cifrado y la criptografía protegen al indivíduo de estos mismos poderes en su intento de violar la intimidad para aumentar su poder de control social.
Esta visión, de resistencia, habría de cambiar cuando el movimiento ciberpunk descubra la épica latente bajo el software libre como nueva forma de liberar la información, un nuevo marco en el que la información quiere ser libre pasa a tener un significado completamente nuevo, del asalto a la creación, de la defensa criptográfica al marketing de red, del enroque resistente a la ofensiva social:
La épica soñada de los vaqueros de consola en Neuromante es un callejón sin salida. Sólo cuando el movimiento hacker comience a desarrollar su primera gran propiedad colectiva, GNU Linux, la nueva lógica eclosionará en una nueva forma de propiedad: la licencia GPL, la forma jurídica del software libre. Del asalto a la creación, de la resistencia a la afirmación, la potencia de la info liberada en redes abiertas, seducirá a un mundo previamente conquistado y defendido por los nuevos gigantes del software y los multimedia.
El descubrimiento de la potencia social y económica del software libre nos llevará a una reflexión más profunda: El mundo tiende a organizarse cada vez más al modo de una comunidad de software libre y existe una razón económica profunda para ello: al tener cada día más valor en la producción global los componentes científicos y creativos, la organización de esa producción tiende hacia las formas propias del trabajo académico y artístico, la Academia y la República de las letras.
A lo largo de los capítulos de Como una Enredadera y no como un árbol esbozamos como esos cambios han ido apuntando en los últimos treinta años, produciendo choques con el estado y las grandes corporaciones monopolísticas en cada terreno en el que la tecnología se democratizaba. Desde la criptografía a la música pasando por el hipertexto o la literatura. A esos choques, enfrentamientos políticos, legales y de competencia es a lo que hemos llamado Las Guerras de la Sociedad de la Información. En ellas hemos visto aparecer un nuevo tipo de héroes muy parecidos a los de las novelas ciberpunk (Diffie, Stallman, BernersLee, Kapor, Barlow...), tekis y freakies individualistas y libertarios, y un nuevo tipo de villanos no menos gibsonianos (gobiernos, agencias y grandes corporaciones audiovisuales e informáticas), empeñados en monopolizar las nuevas tecnologías para apuntalar su poder de control sobre el imaginario y la realidad social. Siguiendo un guión que bien podría ser de Gibson o Sterling, la parte central de esas guerras se han dado en un territorio virtual: el ciberespacio, que en su propia estructura representa el ideal de vida cooperativa y libre de la nueva tribu emergente: los netócratas.
Los netócratas representan el modo de vida y las aspiraciones óptimas de una sociedad que se organiza según los principios de una comunidad de software libre o de la academia. Como los burgueses de la Edad Media, viven rodeados en sus ciudades por el viejo mundo y comerciando con él, pero sabiendo que cada intercambio pone una semillita que con el tiempo dinamitará el orden social del entorno: puede que el viejo mundo vea gratis donde ellos ven libre, pero da igual, la gratuidad es sólo un caballo de Troya de la libertad y ellos lo saben y lo usan. Porque la gratuidad es un signo orgulloso de su poder emergente y su diferencia. No hay en el copyleft o en las licencias GNU una renuncia a la propiedad, sino un uso extremadamente radical de ella. Un uso destinado a socavar los principios económicos morales y políticos del capitalismo monopolista desde el más libre de los mercados: Internet.
Hemos visto cómo ese uso radical de la propiedad y las herramientas de mercado tienden a disolver o negar instituciones como el estado nacional o la empresa, teóricamente sólo justificables como violaciones de partida de los modelos de competencia libre y perfecta. Configurando nuevos espacios diversos y reticulares, nuevos escenarios urbanos y profundos cambios en la cotidianeidad. Esta idea de proceso histórico, ajena hasta hace poco al movimiento ciberpunk, nos ha llevado a lo que Iñigo Medina llama un cierto espiritualismo. La valoración de las ideas por si mismas y el reforzamiento del papel de nuestros textos y relatos como origen y reflejo de mitos colectivos. La idea es algo así como: no queremos poder, no queremos ser los que construyan la materialización de esas ideas que están en el aire, queremos influir en las ideas, construir nuestro trocito del nuevo imaginario colectivo... y que cada cual, por si mismo, interprete, malee y moldee sus propios ensayos. Una concepción muy alejada de la lógica piramidal de lo político y sus estructuras de mando, pero a fin de cuentas muy lógico para un grupo que nunca ha dejado de ser un grupo literario.
Libertades y redes
Desde 1999 la influencia de Juan Urrutia es clave en la evolución ideológica del grupo. Juan Urrutia, economista académico y autor, no sólo es el introductor en España de la Economía de la Cultura, sino también de la Teoría de Redes. De sus reflexiones sobre reticularidad, libertad y fraternidad surge una crítica al concepto tradicional, romántico, de libertad. El concepto romántico de libertad está ligado a una forma de vida social en la que sólo el único campo de socialización real es estríctamente físico: la comunidad articulada en un espacio geográfico concreto. Constreñida la expresión por la posibilidad física del castigo, la libertad se antoja algo esencial, profundo. El coste de salida de la comunidad es inmenso y lógicamente el antagonismo entre el individuo y estado/sociedad es algo que atañe a los límites de esa naturaleza esencial. El individuo en este marco es a fin de cuentas una verdadera identidad (por eso se piensa esencial) porque a cada cuerpo sólo corresponde un entorno, una personalidad y una comunidad en la que desarrollarse. Las redes virtuales en cambio, multiplicando los espacios de relación casi a voluntad, sin costes de huida, permiten vivir una dulce esquizofrenía (que luego llamamos polidentidad) en la
que cada uno es muchos porque puede desarrollarse de formas diferentes en otras tantas comunidades simultáneamente. Huir, ser expulsado, no supone un daño a la existencia económica ni física. En ese entorno la libertad es algo no esencial y torturado, sino superficial y gozoso. Libertad es la posibilidad real de cambiar de red y cambiar de ser, de vivir de modo efectivo tantas identidades como facetas tengan nuestros deseos de socialización, comunicación y proposición.
Polidentidad e institucionalización del individuo
Pero la red no multiplica sólo las posibilidades de elección y cohabitación entre identidades colectivas, la polidentidad llega mucho más allá: lleva al máximo un cierto tipo de libertad ligado al desarrollo tecnológico. "Libertad" tiene aquí un significado muy específico: individualización e independencia respecto de las instituciones. La red ofrece, efectivamente, numerosos modos de explotar la identidad individual donde el uso de nicks no es un obstáculo, sino al contrario un incentivo, y también una nueva manera de contrarrestar el peso de las instituciones: no individualizándolas, sino institucionalizando el individuo. Suena retorcido, pero no lo es. Así como la imprenta supuso una descentralización de los focos generadores de opinión, disolviendo progresivamente las universidades como brazos eclesiásticos para transformarlas lentamente en brazos estatales, internet ofrece la posibilidad de hacer lo propio con los centros de poder actuales.
Podemos publicar y llegar a un público afín (construyendo por tanto una identidad) sin tener un periódico, siendo periódico nosotros mismos en la web. Podemos lanzar un programa y hasta un sistema operativo, contar con decenas de colaboradores en todos los ámbitos e incluso llegar a convertirlo en un estándar sin tener una multinacional del software. Podemos abrir un centro de estudios o de documentación sin ser una biblioteca o disponer de una universidad. Podemos editar libros y discos del mismo modo, poner en marcha movilizaciones sociales, modas o identidades... da igual, lo radicalmente nuevo es que no necesitamos de la mediación de las grandes instituciones que hasta ahora habían dominado nuestras vidas. Ser en la red supone poder actuar como muchas instituciones y no sólo como muchas identidades. En el límite somos muchos en uno: identidades e instituciones.
Pluriarquía y netocracia
La institucionalización del individuo redefine por tanto el ser en la red: necesitamos de los demás en otra forma radicalmente diferente. De hecho podríamos definir la red precisamente a partir de esta forma de relación en la que como dicen Alexander Bard y Jan Söderqvist , todo actor individual decide sobre sí mismo, pero carece de la capacidad y de la oportunidad para decidir sobre cualquiera de los demás actores. En este sentido toda red es una red de iguales. En un sistema así la toma de decisiones no es binaria. No es "si" o "no". Es "en mayor o menor medida". Alguien propone y se suma quien quiere. La dimensión de la acción dependerá de las simpatías y grado de acuerdo que suscite la propuesta. Este sistema se llama plurarquía y según los mismos autores hace imposible manterner la noción fundamental de democracia, donde la mayoría decide sobre la minoría cuando se producen diferencias de opinión. Aunque la mayoría no sólo no simpatizara sino que se manifestara en contra, no podría evitar su realización. Con un sistema así es comprensible por qué en las redes no existe "dirección" en el sentido tradicional, pero también por qué inevitablemente surgen en su interior grupos cuyo principal objetivo es dar fluidez al funcionamiento y los flujos de la red. Son grupos especializados en proponer acciones de conjunto y facilitarlas. No suelen estar orientados hacia fuera sino hacia el interior, aunque inevitablemente acaben siendo tomados, desde fuera, por la representación del conjunto de la red o cuando menos como la materialización de la identidad que les define. Estos grupos son los netócratas de cada red, sus líderes en el sentido estricto, pues no pueden tomar decisiones pero juegan con su trayectoria, prestigio e identificación con los valores que aglutinan la red, a la hora de proponer acciones comunes. Es esta forma de organización lo que hace inaprensible el conflicto de red. Al carecer de una estructura estrictamente jerárquica que supervise y comunique, las viejas organizaciones sienten que sus antagonistas son cada vez más inaprensibles. La clave de las redes está en su identidad, en la existencia de un espíritu común que los netócratas modulan a través de mensajes públicos.
El swarming
Nunca la tecnología había sido tan instrumental, tan poco protagonista por si misma como en este nuevo tipo de guerra. Como escribían, ya en los 90, Arquilla y Ronsfeld: La revolución informacional está cambiando la forma en que la gente lucha a lo largo de todo el espectro del conflicto. Lo está haciendo fundamentalmente mediante la mejora de la potencia y capacidad de acción de pequeñas unidades, y favoreciendo la emergencia de formas reticulares de organización, doctrina y estrategia que hacen la vida cada vez más difícil a las grandes y jerárquicas formas tradicionales de organización. La tecnología importa sí, pero supeditada a la forma organizativa que se adopta o desarrolla (...) Hoy la forma emergente de organización es la red.
En este mundo reticular, con una multiplicidad de agentes que actúan autónomamente, coordinándose espontáneamente en la red, el conflicto es "multicanal", se da simultáneamente en muchos frentes, emergiendo del aparente caos un "orden espontáneo" (el "swarming") que resulta letal para los viejos elefantes organizativos. Esta coordinación no requiere en la mayoría de los casos ni siquiera una dirección consciente o una dirección centralizada. Al contrario, como señalaba el propio profesor Arquilla: la identidad de red, la doctrina común es tan importante como la tecnología. La guerra en la sociedad red, la netwar, es una guerra de corso, en la que pequeñas unidades "ya saben lo que tienen que hacer" y saben que tienen que comunicarse entre si no para preparar la acción sino sólo a consecuencia de ella y sobre todo, a través de ella. La definición de los sujetos en conflicto, lo implícito, es más importante en este tipo de enfrentamiento que lo explícito (los planes o estrategias de combate). El swarming es la forma del conflicto en la sociedad red, la forma en que el poder es controlado en el nuevo mundo y al tiempo la forma en que el nuevo mundo logra su traducción de lo virtual a lo material.
Objetivos de Ciberpunk
De todo este modelo social surge el libertarismo ciberpunk: se trata de llevar la libertad ensayada y vivida en las redes virtuales al mundo físico: abrir y desarrollar entornos pluriárquicos y actuar en ellos como una netocracia movilizadora y efectiva. La realidad social española en la que Ciberpunk ha crecido durante los últimos años, como la de la mayoría de los países mediterráneos y de América Latina es la de un país organizado en cuadrillas. Las cuadrillas son pequeños grupos constituidos no desde la afinidad ideológica, sino sobre la coincidencia biográficogeográfica y la fidelidad personal. Un tipo de grupo heterogéneo y conservador, absorbente, que al ser el único existente configura un país donde las ideas sólo pueden difundirse y alcanzar dimensión social desde los aparatos de comunicación de masas y el control institucional del territorio. En la hora de la sociedad red aún no existen redes sociales que sobrepasen el equivalente de un burgo medieval virtualizado. El mundo virtual no es una alternativa más que en simiente, una Hansa digital. No existen comunidades reales ni underground. No hay sociedad civil reticular. No hay camino para abrir un debate social o influir en alguno existente que no pase por los oligopolios mediáticos o por grandes crisis políticas. Hasta hoy sólo los momentos de quiebra social y política, en los que la vieja estructura de relaciones se ve definitivamente desbordada por las necesidades del nuevo mundo, han propiciado el salto de la cuadrilla a la red, el swarming ha estado hasta ahora, ligado al cambio político: la caída de Estrada en 2001 en Filipinas, la de de la Rúa en Argentina en 2002 y la de Aznar en España el 13 de marzo del 2003 han sido sus momentos álgidos. Prestar herramientas, mitos y discursos al nacimiento de redes sociales de todo tipo es la precondición para poder hablar seriamente de las nuevas libertades. Porque si hubiera que hacer una apuesta aquí y ahora, sería cambiar el mundo cerrado de cuadrillas en el que viven nuestros países por un mundo de países red definitivamente abiertos. Por eso, el centro de interés político para los ciberpunks no está en los territorios, sino en las ciudades: hoy necesitamos una Venecia, una potencia red que sirva de ejemplo del mundo que se abre. Lo que es muy coherente con la experiencia de las redes virtuales. Experiencia que se traduce también en una renuncia a los mitos de la tierra y la naturaleza como esenciales, como configuradores de lo Humano. Rechazamos el gusto romántico por lo nacional y lo sustituimos por una defensa de lo urbano incompatible con el cuento de la autenticidad rural. Lo que a su vez hace ver con placer el pragmatismo ciudadano de las redes de ciudades frente a la administración realizada en nombre de la voluntad mística de los territorios y sus esencias históricas. El ciberpunk tal y como se ha desarrollado a partir del grupo español es el resultado del tiempo histórico nacido en el 89. Un producto del nacimiento de la sociedad red. El choque de las tecnologías de la información visto desde la matriz de una serie de biografías más o menos sincronizadas que absorbían el mundo desde la cultura de masas y escribían novelitas pulp. No hacemos grandes distingos entre planteamientos estéticos, políticos y tecnológicos. Todo va junto porque todo se vive en pack. Nosotros que crecimos entre los mitos de los burócratas nos descubrimos, tras quince años, bardos y protagonistas de los nuevos mitos de la netocracia.