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Rodrigo Araya Dujisin

¿cómo reconocer el futuro cuando llega?

¿cómo reconocer el futuro cuando llega? Introducción a la edición española de "Smart Mobs"

El 13 de marzo de 2004, los ciudadanos españoles, irritados por lo que percibían como una ocultación de información gubernamental acerca de la autoría del atentado terrorista del 11 de marzo, organizaron manifestaciones políticas espontáneas por las calles de las principales ciudades. Tuve conocimiento del fenómeno cuando se hizo pública la noticia de que muchas manifestaciones se habían organizado y coordinado con mensajes SMS.

El libro que el lector tiene entre manos, publicado por primera vez en octubre de 2002, un año y medio antes del trágico atentado perpetrado en Madrid el 11 de marzo de 2004, es un intento de explicar la movilización política espontánea de millones de personas a través de Internet y teléfono móvil. Las «multitudes inteligentes» son grupos de personas que emprenden movilizaciones colectivas —políticas, sociales, económicas— gracias a que un nuevo medio de comunicación posibilita otros modos de organización, a una escala novedosa, entre personas que hasta entonces no podían coordinar tales movimientos.

Como se comprobó en el caso de los atentados terroristas, una «multitud inteligente» —cualquier grupo que coordina actividades presenciales con sistemas electrónicos móviles— no es necesariamente prudente o benévola. Ahora bien, al igual que los grupos con aviesas intenciones pueden utilizar los medios de comunicación para emprender acciones destructivas, conviene recordar que la imprenta posibilitó la ciencia y la democracia, al tiempo que permitió la mecanización masiva de la guerra.

Debemos tomar conciencia de que un nuevo código y un nuevo canal comunicativo, junto con los nuevos modos de utilización de ambos sistemas para organizar movilizaciones colectivas, conllevan nuevos riesgos. Pero no debemos olvidar que las mismas tecnologías y prácticas sociales abren también nuevas oportunidades.
Cuando escribí "Multitudes Inteligentes", tenía los ejemplos de las manifestaciones de ciudadanos filipinos que contribuyeron a derrocar el régimen de Estrada, así como las movilizaciones de Seattle contra la Organización Mundial del Comercio, ambas organizadas a través de móviles y medios en red. Tras la publicación de la edición inglesa comencé a tener noticias de acontecimientos similares en otras zonas del mundo. En Corea, la cibergeneración encontró una nueva voz mediática en OhMyNews.com, con 26.000 reporteros ciudadanos. Cuando OhMyNews informó de que el candidato predilecto de la comunidad de lectores de dicho medio iba perdiendo, según los sondeos realizados a la salida de los colegios electorales, cientos de miles de lectores enviaron unos 700.000 correos electrónicos e incontables SMS para movilizar el voto, y de ese modo lograron cambiar el resultado electoral. El presidente electo, Roh, prescindió de los medios tradicionales y concedió su primera entrevista a OhMyNews.

Posteriormente, Howard Dean, un candidato bastante desconocido, se convirtió en el favorito presidencial del Partido Demócrata estadounidense, recaudó sumas ingentes de dinero a través de la red, lanzó miles de blogs o bitácoras ciudadanas que utilizaban software creado por un estudiante universitario de 19 años, e instó a sus adeptos a que organizasen 150.000 reuniones vecinales a través de un sitio web, MeetUp.com. La premisa de Las masas inteligentes comenzó a proyectarse al ámbito político internacional.
Todos estos acontecimientos sucedieron en diversas partes del mundo antes del atentado perpetrado en Madrid el 11 de marzo de 2004.

Inmediatamente después del 11-M, los ciudadanos que no aceptaban las declaraciones iniciales del partido dirigente, que atribuía a ETA la autoría del atentado, recurrieron a la comunicación masiva a través de Internet para emprender movilizaciones espontáneas ante el mundo. Las manifestaciones no fueron consecuencia de los mensajes de correo electrónico y SMS, del mismo modo que los resultados electorales coreanos y la elección del candidato demócrata estadounidense no tuvieron su causa primaria en OhMyNews y el software de bitácora. Quienes tenían motivos para actuar encontraron un nuevo medio para recabar información, publicar mensajes, organizar y crear.

Nos hallamos ante un nuevo medio de organización social, cultural y política en ciernes. Las redes telefónicas inalámbricas y los sistemas informáticos accesibles para cualquier usuario constituyen, junto con las personas, un potencial inmenso (para bien y para mal), comparable al de la imprenta o el alfabeto. Con toda probabilidad no serán pacíficas o democráticas todas las movilizaciones políticas futuras organizadas por Internet y teléfono móvil. El motivo de esperanza más pragmático es que el nuevo régimen tecnosocial —los medios, el modo en que se utilizan, las instituciones que surgen y las que caen derrocadas— es todavía joven.
¿Recuerdan el nacimiento del ordenador personal, en 1978, y cómo se desarrolló en las décadas siguientes? ¿Recuerdan el estado embrionario de Internet en 1990, cuando los modems y la comunicación a través de texto plano hacían las delicias de millares de nuevos entusiastas? Compárenlo con el estado de la red inalámbrica actual, que cuenta con sistemas mucho más capaces, que se comunican a velocidades infinitamente más rápidas que en los años ochenta y noventa. La red móvil de Internet, al igual que los cambios de poder que propicia, es todavía joven. Las instituciones que acabarán controlándola y beneficiándose de ella se encuentran en fase de formación. Mi parte optimista, que cree que la libertad, la democracia, la educación y la comunicación han conseguido grandes logros en los 500 o 5000 últimos años, a pesar de los demás avances, mucho menos positivos, de nuestra especie, cree también que si comprendemos la fuerza de las herramientas con que contamos, tal vez consigamos determinar el modo en que se emplearán en el futuro.
2 de julio de 2004 Mill Valley, California
José Luis de Vicente

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